Desdeñando los clamores del partido contrario, voy a decirle al público con franqueza y sencillez lo que siento ante cada uno de los cuadros que honre con su atención. Daré las razones de mi particular manera de ver. Mi meta es obrar de suerte que cada espectador interrogue a su alma, se detalle su propia manera de sentir y llegue así a hacerse un juicio suyo, una manera de ver modelada conforme a su propio carácter, gustos y pasiones dominantes, si las tuviere, pues por desdicha hacen falta para juzgar de arte. Y asimismo, desengañar de la escuela de David y la imitación de Horace Vernet a los pintores jóvenes, he aquí mi segundo objetivo; es el amor al arte quien me inspira. El hombre eminentemente razonable, la inteligencia “precisa”, tienen toda mi estima en sociedad; éste será un excelente magistrado, buen ciudadano, buen marido, estimable en fin por todos los conceptos, y le ten...leer más