El autor propone en este ensayo repensar algunos presupuestos nucleares de la ética cristina. Si esta pretende hacerse creíble y mantener la capacidad seductora de su propuesta ha de tener presente que algunos de los elementos que la sostenían han dejado de estar presentes. “Lo creíble es, por definición, indemostrable, inverificable mediante pruebas definitivas. Si hay que reconocer algo como creíble, el punto de partida es la confianza en quien hace la propuesta, sin que por ello quede anulada la capacidad crítica y reflexiva, sino más bien potenciada.” Para ello, el autor busca, a través de cinco vías de reflexión, el campo de intersección axiológico de la ética cristiana con el humanismo laico, pero sin descuidar lo más genuino y propio de la opción moral cimentada en las palabras, en los gestos y en las obras de Jesús de Nazaret.