Se detecta actualmente un nuevo interés por la figura de Flavio Josefo, sacerdote judío nacido en Jerusalén que, hace casi dos mil años, se encontró situado en el centro del enfrentamiento entre el mundo judío y el mundo romano. Su destino humano fue excepcional: tras haber sido uno de los que capitanearon la gran rebelión de los judíos contra Roma el año 66, en circunstancias patéticas vaticinó el imperio a Vespasiano, se reencontró más tarde junto a Tito bajo las murallas de su ciudad natal asediada y acabó los días en Roma, cerca de sus protectores imperiales, que le dieron el nuevo nombre de Flavio. ¿Fue un traidor? ¿Fue un hombre conspicuo y sabio? Josefo es en todo caso el mejor testigo de la época que vio nacer el cristianismo, un historiador insigne sin el cual algunas de las páginas más dramáticas de la historia -el incendio del templo de Jerusalén, la caída de Masada- serían...leer más