Lidiar con aquello de lo que parece imposible hablar es, tal vez, una de las tareas centrales de la filosofía. Georges Bataille encarna un caso entre quienes insistieron en rendir cuenta de lo que se presenta como inaprehensible, intraducible y hasta enceguecedor: al enfrentar el erotismo, lo sagrado, la soberanía o la mercancía, el pensador francés buscó siempre tocar zonas que van más allá de las palabras.
La experiencia interior (1943) -primera de las tres partes de la Suma Ateológica que próximamente será publicada por primera vez en su totalidad- deja en evidencia esa suerte de voluntad arrolladora que, lejos de sostenerse en el optimismo iluminista, se basa en el reconocimiento fulminante tanto de la opacidad propia como de la ajena. Aun cuando Bataille siempre rechazó ser etiquetado como filósofo -prefería inspirarse en la antropología o en la literatura-, el camino que ...leer más