Lacan visitó México en 1966, después de pasar por Estados Unidos. Cuando volvió a París, habló de ese viaje en su seminario y al comentar el mural de Diego Rivera “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central” situó tres formas de pasado que relacionan a América y a Europa, a la vez que los separan. Lo cual abre la posibilidad de que en cada análisis aparezcan efectos de colonialidad que plantean cuestiones nuevas a la práctica psicoanalítica. Por eso este libro arranca de México, pero lo hace para abordar problemas que interesan a los lectores de Lacan en ambos continentes (máxime si también lo son de Bataille, a quien sus amigos llamaban “el azteca”).
Uno de los caminos por los que se inició el estudio de Lacan en América fue el artículo “Freud y Lacan” de Louis Althusser quien, después de asesinar a su mujer, escribió dos autobiografías en las que se puede leer con cla...leer más