No seas ingenuo, escribe el autor de este libro a un joven amigo. Diferencia la realidad de la ficción. Si te gusta la estética de los neovampiros, perfecto: lee, ve películas, baila, reúnete con otros simpatizantes. Diviértete pensando en ellos. Escribe relatos, compón poemas o canciones. Pero rechaza a quienes se aprovechan de tus ganas de creer. Los vampiros sobrenaturales no existen. Nadie es eterno. La sangre no te dará ninguna energía. No es posible alimentarse psíquicamente de otros. Los muertos no piden sopa ni acelgas ni ostras. Ni tampoco vienen a importunarnos, a reclamarnos sexo o a chupar nuestra sangre. Y quien diga lo contrario, engaña.