Rusia, octubre de 1917. Los bolcheviques toman el poder. Rusia y el mundo nunca volverán a ser los mismos.
Cinco meses después del triunfo de la revolución, los nuevos gobernantes nombraron a algunos artistas como Kazimir Malévich, Vasili Kandinski, Vladímir Tatlin o Marc Chagall para ocupar importantes puestos en el recién creado Comisariado del Pueblo para la Instrucción Pública. Estos «vanguardistas» pretendían transformar calles y plazas, la educación y, en última instancia, a las propias personas: hicieron museos de arte moderno por todo el país, enviaron sus obras radicales hasta las regiones más remotas y reformaron con rigor las academias de arte, desarrollando nuevos sistemas pedagógicos que influirían en la Bauhaus y otras grandes instituciones artísticas.
Sin embargo, su intento de llevar «el arte a la vida» no acababa de cuadrar con la interpretación bolchevi...leer más