¿Existe alguien en el planeta capaz de sostener que no quiere vivir en un mundo desarrollado y revisar qué se entiende hoy por desarrollo? Koldo Unceta demuestra cómo el tan ansiado crecimiento económico significa cada vez más acumulación en pocas manos. Nos explica de manera reveladora que aquello que hoy se concibe como desarrollo nada tiene que ver con la riqueza de las naciones, el bienestar general, el común acceso a bienes sociales y culturales o, simplemente, la posibilidad de vivir bien para todos los habitantes del planeta. En este sentido, el desarrollo realmente existente se ha transformado, según Unceta, en un maldesarrollo de consecuencias devastadoras, que se acepta en forma acrítica como si fuera un credo religioso.