Las buenas obras eróticas están impregnadas de amor y erotismo, amor para llenarnos de olores y erotismo para hacernos vibrar hasta el éxtasis, tal como lo hace Georges Bataille en sus novelas eróticas, las cuales sumergen al lector en la seducción, las sensaciones y el sexo que están a flor de piel. El imaginario de este autor nos lleva a unos encuentros eróticos que desbordan los límites y nos hacen vivir la escena.
Mi madre es una narración simbólica en la que Bataille hace que el dolor y el libertinaje violen sus límites y lleguen a la trascendencia. Según este autor, la madre es uno de los muy diversos caminos que existen para llegar a Dios, ya que el amor de Él es una idea más familiar y menos desconcertante que el amor de un elemento sagrado; aunque el erotismo situado más allá de lo real inmediato está lejos de ser reducible al amor de Dios.
En esta novela, apare...leer más