La dulzura forma parte de ese movimiento que es sin límite. Y es por eso que puede ser una fuerza de resistencia a la opresión mayor, política, psíquica.
Hay una reserva, no solamente de combates, también de invenciones, de un paso al costado, en relación a la ley, a la regla, que no se llama anarquismo ni lucha armada, pero que toma absolutamente otro camino, tal vez un camino más explorado por la filosofía oriental: aquel de un decir “no” que es también un decir “si”, en el sentido de una aprobación de la vida.
Este libro estuvo escrito como una pequeña corta meditación, en breves capítulos que se pueden leer y abrir sin una unidad. Sin duda espero una unidad de la mirada que lo sostiene.
Pero podemos vagabundear en el interior. Flâner a través de un libro. Me gusta la idea de flâner por los ensayos y recolectar momentos, como cuando atravesamos un jardín.