Carlos Bergliaffa, pasante psicoanalista, conoció a Lucrecio Roberto Bornoroni, esquizofrénico paranoide, en una clínica psiquiátrica de Córdoba en 1993. Doctor, ayúdeme a construirme un motor, le dijo Roberto a Carlos la primera vez que se le acercó. Y hasta allí llegaron las etiquetas y los roles, que
comienzan a diluirse en las convergencias, en la multiplicación y extensión de los delirios, que quedan rezagados por la velocidad del movimiento pero intentan a veces volver travestidos a tomar lo que se les escapa.
Carlos Bergliaffa, psicoanalista, conoció a Sebastián Puente, editor y sociólogo, a través de Cactus en el 2006. Editor, ayúdeme a construirme un libro, no fue exactamente lo que le dijo Carlos a Cactus, pero estuvo cerca, la primera vez que se le acercó. Y hasta allí llegaron las etiquetas y los roles que
comienzan a diluirse en las convergencias, en la...leer más