De Santayana se ha dicho que carece de sistema y que se contradice escandalosamente. Un análisis atento del conjunto de su obra filosófica arroja sin embargo otro resultado. Ciertamente, no es fácil de clasificar un pensador materialista platónico, nihilista irónico, ateo espiritual y conservador sin compromiso político, pero, si se respeta su lenguaje —algo imprescindible para interpretar desde dentro cualquier pensamiento—, el paisaje se aclara y deja ver un Santayana sorprendente y poco frecuentado.
Siempre atento a las modas filosóficas y científicas de finales del siglo XIX y primera mitad del siglo XX, Santayana, ante los excesos del tardorromanticismo y la barbarie que veía avecinarse, buscó en los griegos la cordura suficiente para afrontar con coraje la desintegración de la Modernidad. Su voz sonó con fuerza en el Harvard de sus años de poeta y profesor, y alcanzó reno...leer más