Pese a sus planteamientos alejados de la ortodoxia y su crítica a los dogmas de la Iglesia institucional, la experiencia del sufrimiento y de la fe de Simone Weil constituye uno de los testimonios más hermosos y lúcidos del pensamiento cristiano de nuestros tiempos: "La fe constituye la experiencia de que la inteligencia ha sido iluminada por el amor." Su prematura muerte truncó una vida y una obra cuya coherencia y valentía no puede dejar a nadie indiferente.