Todo buen libro de historia lleva en su interior el deseo de viajar al pasado. O al menos, el deseo de tender un puente de ida y vuelta entre lo que pasó y no regresará y la actualidad siempre móvil. Los motivos pueden ser muy diversos. Este libro, en particular, nos invita a asomarnos a los intersticios y encrucijadas vividas por una comunidad religiosa que atrevidamente incorporó el método psicoanalítico para discurrir sobre los movimientos del alma; que hizo del psicoanálisis una necesidad para interpretar lo más correctamente posible los designios de la divinidad.