El psicoanálisis sufre un doble proceso de desprestigio. Por un lado, los medios de comunicación lo banalizan en extremo, mostrando una imagen patética con terapias interminables, analistas apáticos y sesiones centradas en torno al sexo y los padres. Por el otro, desde los ámbitos académicos se lo tacha de acientífico, el peor epíteto que cualquier disciplina puede recibir.
Todo esto que ya sucedía en los tiempos de Freud, contrasta notablemente con otro doble fenómeno, en este caso de reconocimiento. En primer lugar, la ingente cantidad de profesionales de la medicina, la psiquiatría, la psicología, la sociología, la filosofía y otras materias, que lo consideran de probado valor científico y terapéutico. En segundo lugar, la enorme influencia que el psicoanálisis ha ejercido sobre la sociedad occidental, quizás solo comparable a la que tuvieron las ideas de Darwin y Marx.
...leer más