La fascinación que para la sensibilidad occidental ha representado desde siempre la cultura del Antiguo Egipto –una civilización que desde su más temprano conocimiento ha despertado en Occidente un respeto que pocas culturas ajenas han cosechado– tiene mucho que ver seguramente con lo deslumbrante e ininteligible de una realidad que rehuye ser descifrada en toda su complejidad.
También en el terreno de la religión egipcia el abigarrado y desconcertante mundo de las divinidades del Antiguo Egipto –extraños seres de cuerpo humano y cabeza animal que pueblan un complejo universo teológico y cultual– presenta una potencia simbólica que ha desafiado tenazmente a los egiptólogos de todos los tiempos. A ese respecto, la egiptología ha estado caracterizada por la controversia entre aquellos que han considerado que la multiplicidad de los dioses egipcios resulta un fenómeno poco compati...leer más