Son muchas las generaciones que han crecido acompañadas por la figura de los Superhéroes. En historietas, películas, series de TV y hasta jugando con muñecos, estos íconos de la justicia repletos de virtudes han sido una fuente de proyecciones de nuestros mayores deseos de notoriedad y valor. ¡Quién no se ató rudimentariamente el delantal de cocina de su madre y lo utilizó como capa emulando a Superman, el hombre de acero! ¡Quién no deseó correr con la velocidad de Flash o intentó sacar músculos frente al espejo para tener un cuerpo apolíneo como el de Batman o Spiderman!
Tan sólo nos fijábamos en sus actos heroicos, en la idolatría de la gente frente a esos actos magnánimos, en el agradecimiento y su fama consecuente. Pero lo que en nuestra infancia no lográbamos ver en tal lechado de virtudes era la humanidad de estos personajes, cuya vida estaba precedida por eventos traumát...leer más