El Peregrino Querubínico, considerada la obra más importante del misticismo europeo de la época, es básicamente una colección de aforismos rimados imbuidos de un extraño panteísmo. Sus versos recorren los grandes temas y sutiles paradojas del misticismo cristiano desde esta perspectiva: la eternidad en el tiempo, la dependencia entre Dios y el hombre, el abismo insondable de Dios, el desprendimiento o la vacuidad y la pobreza espirituales, para lo cual Silesius se inspiró en obras de autores como Jakob Böhme, Meister Eckhart, Juan Taulero, Blois, y San Juan de la Cruz.
La belleza de su obra ha sido admirada por poetas tan importantes como Goethe y, más tardíamente, Jorge Luis Borges. Su influencia se extiende a la obra de Schopenhauer, Wittgenstein, Heidegger y Cioran.