“Necesario es saber que, en un faro, hay una pieza situada debajo de donde surge la luz del mismo, que se llama la Cámara de Guardia. Es ahí donde el vigilante del turno, después de proceder a todas las verificaciones de rutina, se instala y vigila. Es un espacio circular y sin ventanas al exterior, hay un escritorio, un sillón, el aparato de radio para los turnos previstos con horas fijas, algunas obras y los libros de bitácora. Ese cuaderno que da fe, sobre el cual deben ser consignadas, cada cuarto de hora, todas las observaciones. No me convertí ni en vigía de faro, ni en marino. Pero sí en historiador, a mi manera al menos. He visitado faros en la mar y me he embarcado en buques de carga. Y termino por comprender que mi cubículo, con los destellos de la biblioteca, los expedientes eran mi cámara de vigía. De ahí el título que quiero dar a este libro de entrevistas. Ahí también en...leer más