
Todos y todas podemos reconocernos, en algún momento, como “fans” de algo, y cualquier objeto cultural puede convertirse en el disparador y en el sostén de un fanatismo. La música y los músicos –de la cumbia o de la música romántica–, las novelas y sus protagonista –sea en la ficción televisiva o en la literatura–, los deportes y los deportistas, las historietas –como el manga y el animé–, las series y las películas, los videojuegos o los contenidos digitales; todos ellos pueden ser el origen de un fanatismo; como también pueden serlo las comidas, las bebidas, las estaciones del año, las obras artísticas o hasta los ideales y las figuras políticas. Estos productos culturales han generado una infinidad de prácticas fanáticas, tan abundantes como escasos han sido los estudios producidos para analizarlos.
Este es el primer libro de estudios sobre fans –fanáticas, fanáticos y fanáti...leer más