Jean de Brunhoff nació en París ciudad en la que murió 37 años más tarde. Sin embargo, en tan corta vida, tuvo tiempo de crear y dibujar uno de los personajes infantiles más entrañables: el elefante Babar. Brunhoff vivió los horrores de la I Guerra Mundial, tras la cual se dedicó a su oficio de pintor. En 1924 contrajo matrimonio con una joven y culta pianista, madre de sus tres hijos. La pianista contaba historias a sus tres niños o les leía lo que su padre escribía y dibujaba desde un lejano sanatorio suizo donde tuvo que ser ingresado a consecuencia de una grave enfermedad. Así nace la historia de Babar que en 1931 aparece como un álbum ilustrado. Otros cinco libros más surgieron de su imaginación antes de morir. Cecile, la esposa de Jean, pianista, para ayudar a dormir a sus dos hijos —Laurent y Mathieu— se inventó la historia de un elefante que huye del bosque a la ciudad para escapar del cazador que ha matado a su madre. Ya en la ciudad se viste como una persona, camina a dos patas, se hace amigo de todos hasta que vuelve —en coche— a su poblado, donde es coronado rey. Ese elefante lleva por nombre Babar, que es el resultado evidente del cruce entre dos palabras —»papá» y «bebé»— que corresponden a la psicología del personaje.