¿Sabré yo dar un testimonio exacto y fiel de mi admiración por Hans-Georg Gadamer? Al reconocimiento, al afecto del que está hecho, y al cual desde hace muy largo tiempo siento asociarse oscuramente una melancolía sin edad. [...]Cada vez que conversábamos -siempre en francés, es verdad, más de una vez aquí, en Heidelberg, y a menudo en París o Italia-, a través de todo lo que él me confiaba con una amabilidad cuya calidez siempre me honró, emocionó y alentó, tenía yo la sensación de comprender mejor un siglo de pensamiento, filosofía y política alemanes -y no sólo alemanes-."Sin duda, la muerte habrá cambiado esa melancolía -y la habrá agravado infinitamente-. La habrá sellado. Para siempre. Pero bajo la inmovilidad petrificada del sello, en esa firma difícil de leer pero de algún modo bendecida, me cuesta discernir lo que data dela muerte del amigo y aquello que la habrá precedido de...leer más