Una vez más, tal vez la última, entrar en uno de los nudos de la filosofía occidental, el dualismo cartesiano. Nudo que sigue apretando muchos de nuestros modos de hacer, de pensar, de mirar... Pero entrar por un costado: la relación epistolar entre René Descartes y Elisabeth de Bohemia, que conoce su apogeo en las cinco cartas que intercambian entre mayo y julio de 1643. Gran lectora de sus tratados, Elisabeth, “Princesa Filósofa”, insiste en preguntarle cómo el alma mueve al cuerpo y el cuerpo con-mueve al alma si una es inmaterial (inextensa) y el otro es material (extenso). Acorralado por la obstinación de estas preguntas por el mover y el sentir, Descartes reconoce al alma “una extensión” que abre una brecha en la edificación de su propia filosofía. Esta nueva traducción presenta las fructíferas paradojas de una inmaterialidad co-extendiéndose que surgen de la relación epistolar...leer más