El consenso no significa la pacificacin de los espritus y lo s cuerpos. Un nuevo racismo y limpiezas tnicas, las guerras humanitarias y guerra al terror estn en el corazn de los tie mpos consensuales; las ficciones cinematogrficas de la guerr a total y del mal radical o las polmicas intelectuales sobre la interpretacin del genocidio nazi tambin tienen un buen l ugar en este libro. El consenso no es la paz. Es un mapa de las operaciones de guerra, una topografa de los visible, lo pensable y lo posible donde situar guerra y paz.
Es tambin un uso del tiempo que le confan mil vueltas: diagn stico incesante del presente y polticas de la amnesia, adis al pasado, conmemoraciones, deber de memoria, explicaciones de las razones por las cuales el pasado se niega a pasar, re pudio de los maanas que pretendan cantar, exaltacin del nuev o siglo y las nuevas utopas.
Esas vueltas y revueltas van hacia una misma meta: mostrar q ue hay una sola realidad a la que estamos obligados a dar nu estro consentimiento. Lo que se opone a esta empresa tiene u n nombre simple. Se llama poltica. Estas crnicas querran con tribuir a reabrir el espacio que las hace posible.