Tras la publicación de Spinoza, ¿místico o ateo? Inmanencia y amor en la naciente Edad Moderna; Tiempo y amor en la filosofía de Bergson, y Cuerpo, intuición y diferencia en el pensamiento de Gilles Deleuze, José Ezcurdia aborda en esta obra la significación de las tesis mayores del vitalismo filosófico de cara a su determinación como horizonte crítico de la modernidad capitalista. En este contexto, el vitalismo se constituye en una dimensión necesariamente materialista en la que el cuerpo juega un papel fundamental: el cuerpo, en tanto capacidad de afectar y ser afectado, se resuelve como motor inmanente de una lucha de liberación en la que la producción del afecto puro del amor aparece como corazón de un individuo y una sociedad activos que se enderezan como espacio de resistencia frente a un capitalismo que ha tomado como rehén al Estado nacional.