Cuando el 24 de julio de 1967 Celan leyó algunos de sus poemas en Freiburg im Breisgau, Heidegger era parte de la audiencia. Al día siguiente se encontraron en la cabaña de Todtnauberg, aquel refugio escueto adosado al suave talud de una colina de la Selva negra adonde solía retirarse el filósofo para sumirse en su artesanía meditabunda - "tejer la media del misterio"- sostenia en el ritmo de discretas labores cotidianas y paseos. ¿Qué pasó entre ambos? Cuántas hipótesis se han aventurado en torno al encuentro, a la relación entre Heidegger y Celan, al poema -al notable poema Todtnauberg- que como densa abreviatura pareciera cifrar esa rlación, tantas apuestas sobre la "palabra / venidera" a la que se abre la cordial esperanza del poeta. A mí me parece enteramente vano osar una conjetura que tuviese mínimos visos de verosimilitud sobre ese y los demás asuntos que con él van entreverad...leer más