El 16 de agosto de 2005 la noticia de la muerte violenta del Hermano Roger conmovió al mundo. El hombre que había dedicado su vida a la búsqueda de la paz y la reconciliación, fundador de la comunidad ecuménica de Taizé, caía como tantos testigos de la fe en manos de la violencia enfermiza.
Llegaron hasta la comunidad de Taizé mensajes de condolencia y solidaridad, de lejos y de cerca. La consternación por lo que había sucedido se transformó en un hondo sentido de comunión con personas de todo el mundo. Su muerte ha llenado aún de más luz toda su obra.
Sí, la primavera del ecumenismo ha florecido en esta colina de Taizé, en esta Iglesia de la Reconciliación, en la que miembros de distintas tradiciones cristianas se reúnen en un marco de respeto y diálogo, en oración y compartiendo como hermanos. Cardenal W. Kasper
Con ese mismo sentido de comunión se reedita esta...leer más