Sin el más mínimo asomo de nostalgia, a pesar de la ruina de las plasmaciones de lo común repartidas a izquierda y a derecha que poblaron el siglo XX, el pensamiento de la comunidad, como un fantasma obstinado, inquieta de nuevo a los filósofos y los sacude con fuerza.
Hoy, cuando aquellas experiencias se han puesto a la suficiente distancia como para no dar pie a la sospecha de ser sus compañeros de viaje, mientras que aún están lo suficientemente cerca como para que podamos sentir los efectos de su quiebra, el pensamiento de la comunidad ante todo debe explicar por qué todas las tentativas que se han hecho con vistas a la instauración de un modelo político comunitario han generado una potente dosis de negatividad, traducida tanto en amenaza del orden social como en tendencia a la aniquilación. Lo que, por descontado, las ha empujado a todas al fracaso, ayudando a crear a su v...leer más