En la actualidad nos encontramos con una exacerbación de las políticas neoliberales que se manifiestan en los modos de pensar y abordar la clínica. Época en la cual la economía de mercado, el individualismo, la supervivencia de los mejores y más brillantes, se convierte en un “neodarwinismo social” predatorio, que no garantiza la existencia y vuelve insignificantes las luchas colectivas por los derechos. Así, se naturalizan las diferencias, se biologizan las dificultades transformándolas en déficit neurobiológicos de supuesto origen genético. En este contexto, este libro hace referencia al jugar como fuerza productiva que produce subjetividades. Dentro de estas páginas, se lleva a cabo una lectura clínica-artesanal de los sufrimientos en la infancia. Se toman como premisas las infancias, los espectros, el poder, el sujeto, y su devenir como ser humano dentro de un mundo absorbido por el consumismo.