A cada instante, Villalba se interesa tanto en las fuerzas viscerales (violencia, deseo, amor, duelo, soledad, transformación) como en utilizar un lenguaje que las diseccione. Su enfoque es, a la vez, implacable y sereno, y utiliza instrumentos experimentales aplicados a preguntas eternas. Cuando me dejo guiar por los breves y ágiles versos que conforman sus largos y pacientes poemas, la relación entre ambos la vehemencia de las partes, el vagabundeo del todo se siente tan circular y expansiva como la respiración.