El conflicto entre Estados Unidos y Japón durante la segunda guerra mundial no sólo involucró a los ejército de esos países y afectó a la población japonesa sobre la que se arrojaron dos bombas atómicas, sino también a las poblaciones de japoneses emigrantes que radicaban en el continente americano desde finales del siglo XIX. Desde décadas anteriores al ataque japonés a la base naval de Pearl Harbor en 1941 cientos de miles de migrantes se convirtieron en el centro de ala atención y de la vigilancia de ambas potencias con objeto de que sirvieran a sus respectivos intereses. A partir de la investigación de la vida de dos migrantes que llegaron a México, Masao Imuro y Kiso Tsuru, se describen con detalle las actividades norteamericanas y japonesas de espionaje en el país