Autores: Roberta Milanese, Giorgio Nardone, Federica Cagnoni
Traductor/a: María Pons Irazazábal
Las heridas producidas por la vida pueden transformarse en fortalezas que nos ayuden a afrontar mejor los futuros desafíos .
Una enfermedad, un duelo —y hasta un mensaje de Whatsapp— pueden herirnos, porque nos afectan en un punto en el que somos especialmente frágiles. En cualquier caso, el dolor siempre deja huella. A veces, conservamos su recuerdo, conscientes de que somos lo que somos también gracias a él; otras, nos daña de forma indeleble, provocando reacciones que a largo plazo se vuelven disfuncionales y pueden originar auténticos trastornos. Como heridas que no cicatrizan, las experiencias dolorosas provocan otro dolor y van acompañadas de otras emociones: miedo, angustia, rabia.
Trabajar desde la Terapia Estratégica con los trastornos vinculados a experi...leer más