Madame Calderón de la Barca comentaba a mediados del siglo XIX, que la música era el sexto sentido de México. A más de 150 años de distancia, la música mexicana se toca, canta y es un referente de identidad nacional en gran parte del mundo. Desde la creación del México independiente y hasta nuestros días, la música ha sido parte del quehacer cultural del mexicano. A lo largo de todo el siglo XIX y principios del XX, fue difundida a través de su representación gráfica plasmada en partituras; primero piezas manuscritas que, quizá una vez copiadas, pasaban de mano en mano. Con la creación de la litografía, y poco a poco con el desarrollo de diferentes técnicas de impresión, éstas fueron impresas y se logró una gran reproducción de ejemplares que se distribuyeron por todo el país. A su vez, cada partitura podía tener una relativa facilidad de reedición según las necesidades y los gustos del público. La partitura no sólo sirvió para la difusión de la música, sino también para la conservación de ella y permitir ser interpretada hasta nuestros días. En los acervos de la Biblioteca Francisco Xavier Clavigero contamos con una pequeña pero significativa colección de partituras de los siglos XIX y principios del XX. Estos ejemplares de música escrita llaman la atención, ya que en su mayoría contienen bellas portadas ilustradas con gran variedad de formas, temáticas y técnicas, y pueden ser estudiados desde diversos puntos de vista: gráfico, estilístico, estético, además de la lectura e interpretación musical. En el presente libro se da a conocer una selección de 120 portadas de partituras musicales, en su mayoría impresas, y algunas manuscritas, aparecidas en México desde 186o a 1935. A través de cada una de las portadas, podemos acercarnos a la presentación gráfica de la música en México.