Detrás de todo filósofo, como detrás de cualquier otro intelectual, hay una mujer, ya sea en el ropaje de madre, de amante, de mujer o de hermana, o incluso de simulacro, piénsese en la Beatriz dantesca, y en el caso de los filósofos que a menudo son profesores, también de alumnas. Casi siempre los filósofos piden mucho a sus mujeres, si no todo, casi la vida misma. Las mujeres dan todo, aun la vida, como auténticas madres, y están también felices por haber dado. La simbiosis es perfecta. Y el lector o el espectador de la filosofía, es decir, nosotros, ¿qué rol tenemos frente a este juego? Con Kant podemos decir que, hasta que el mundo no sea "grande y terrible", hasta cuando no se "trate de trasformarlo", podemos sólo observar, lo cual no es poco. Prácticamente hasta el final del siglo XIX no hay ningún filósofo de sexo femenino, no existe siquiera la palabra para indicar tal cosa. Y...leer más