La figura de Óscar Romero es un emblema de la Teología de la liberación: el arzobispo salvadoreño personifica el cambio de postura en favor de los pobres que realizó la Iglesia latinoamericana en cuanto tal, conforme a las decisiones tomadas en la conferencia episcopal de Medellín en 1968. El asesinato de su amigo, el padre Rutilio Grande, le “abrió los ojos” a Romero y lo transformó de un hombre de la iglesia miedoso y apolítico en un defensor fervoroso y profético de los más necesitados. Este hecho le enfrentó con los ricos y poderosos y lo convirtió en el blanco de sus enemistades, hasta que, en 1980, fue asesinado ante el altar. Inspirado en su unión íntima con Cristo, siguió su ejemplo consagrando su propia vida por los pobres y oprimidos.
La presente obra describe el camino de Romero y hace especial hincapié en la evolución de sus pensamientos y sus actitudes, en su metam...leer más