Uno de los propósitos que motivó al autor de esta investigación fue mostrar que la política económica y social del Estado surgido de la Revolución tuvo sus orígenes en las medidas que se tomaron durante el período 1913-1920 y particularmente desde diciembre de 1914.
Desde la aparición de la llamada corriente revisionista de la Revolución mexicana, mucho se ha discutido si ésta simplemente continúa el sistema porfirista o ha implicado cambios sustanciales en la estructura de la sociedad y la economía mexicana. La hipótesis de la mera continuidad implicaría como corolario que la Revolución fue innecesaria para alcanzar las cualidades y cantidades económicas y sociales actuales, esto es, que sólo implicó un desperdicio de recursos de toda naturaleza. En este trabajo se sostiene la hipótesis de que la Revolución introdujo, dentro de la misma estructura capitalista, nuevas situaciones y modalidades de operación del Estado mexicano al lado de las tendencias históricas previas del país y que es en este sentido, y sólo en éste, que puede entenderse algunas de las tendencias porfirianas que se encuentran en el nuevo régimen.