Vivimos rodeados de pantallas. En casas, en calles, en trabajos, en metros, en aviones, en bares, en tiendas, en centros comerciales. Las pantallas forman una parte indispensable de nuestra vida cotidiana. No podemos vivir sin ellas. No podemos trabajar sin ellas. No podemos viajar sin ellas. Si hace unos años su presencia estaba limitada a ámbitos como las salas de cine o el propio hogar, actualmente la pantalla es omnipresente y se manifiesta por doquier, en el espacio público y en el privado; una pantalla que adquiere formas, funcionalidades y tamaños diferentes, que se multiplica y cambia con cada nueva generación de dispositivos. La pantalla se ha convertido en la prótesis más importante de nuestras vidas, una extensión inevitable de nosotros mismos. Pasamos más tiempo delante de una pantalla que de cualquier otro tipo de dispositivo. La utilizamos para leer libros, para ver pelí...leer más