Este libro es como un bellísimo gusano que crece en un estercolero: la ondulación y la suavidad aterciopelada de su pensamiento, la risa contagiosa, la falta de vergüenza y de miedo le permite entrar en las capas más oscuras del fascismo contemporáneo, guiarnos en los lugares que más nos aterran, y sacar de allí algo con lo que construir un horizonte de vida colectiva. Suely Rolnik es una artista cuya materia es la pulsión. Una cultivadora de gusanos de seda de la izquierda bajo la piel. No se puede pedir más de una escritora: devenir-gusano, cartografiar el fango con la misma precisión con la que otro cartografiaría una mina de oro. Por ello, lector, entra con este gusano en el magma de la bestia y busca los gérmenes de vida que, aunque desconoces, te rodean, y que, con una torsión de la mirada, podrían ser tuyos –podrían ser tu propia vida–.
(Del prólogo de Paul B. Preciado).