En las épocas de Terror, dice Paulhan en Las flores de Tarbes o El Terror en las Letras (1941), a los hombres se les exige la pureza, y se toman más en consideración las obras que las personas. Los escritores que después de cien años temen la contaminación de las palabras, aspiran, huyendo de expresiones tradicionales, lugares comunes y clichés, a traducir sus pensamientos en un idioma nuevo que no los traicione.
Prohibiéndose entrar en el jardín la Letras con las flores de la Retórica, los terroristas, por tanto, huyen sobre todo de los géneros. Quieren novelas no novelescas, teatro no teatral y poesía no poética. Huyendo de lo conocido, aspiran a lo nuevo, alumbran monstruos. Es el Terror. Frente a los terroristas se alzan los mantenedores, que no repudian aquella vieja Retórica. De este duelo sale la literatura exangüe. Triunfa, como es sabido, el Terror en las Letras, pero ...leer más