Según el autor del presente ensayo, vivimos en un mundo en quiebra, dentro de una organización sociopolítica e histórica que está llegando a su fin y se resiste a desaparecer. El mundo globalizado, postmoderno y tardocapitalista, ha derrochado la enorme reserva de recursos y ha dilapidado el capital humano de forma inconsciente, con el único fin de aumentar la tasa de ganancia y el lucro, beneficios estos que sólo lo han sido para una pequeña parte de la humanidad, mientras la inmensa mayoría ha quedado excluida.
Urge, pues, una transformación del modo de pensar y comprender el mundo, y la Iglesia tiene mucho que decir y hacer en el camino que el ser humano ha de recorrer. Esta institución no puede servir a dos amos, si sirve a este mundo que lleva a la muerte inútil de millones de seres humanos, se convertirá en cómplice del mal y legitimadora de la injusticia; si sirve a Dio...leer más