Los pacientes psicóticos crónicos viven una existencia como en suspenso, como si estuvieran en un estado de hibernación: no toleran el sufrimiento psíquico ni el placer. Desde su excesiva sensibilidad, se sienten heridos por todas las variedades posibles de impacto afectivo, de donde se deriva su necesidad de protección. La coraza autística es, paradójicamente, la expresión vital de este replegamiento, en donde la desvitalización es la condición para poder perdurar. La congelación de los sentimientos viene a ser una regresión prehistórica a la época glaciar del individuo, cuando se encuentra en una posición de una indescriptible indefensión. El retorno a la vida requiere una asistencia institucional, humana, comprensiva y eficaz. _x000D_
Esta obra constituye la síntesis de un trabajo psicoanalítico y psiquiátrico de más de 50 años con pacientes psicóticos de Argentina, Francia,...leer más