Hoy en día el símbolo se identifica muy a menudo con ciertos esoterismos de escasa profundidad intelectual, con una especie de magia infundada sin relación alguna con la religión o las ciencias humanas. La presente obra propone lo contrario, a saber, un esoterismo bien entendido que podría ser el vínculo que permita un diálogo interreligioso y globalizado. Se trata de una propuesta que no es nueva, pues ya ha brillado con luz propia a lo largo de la historia, sobre todo en el Renacimiento, cuando la filosofía hermética pretendió reunir en torno al cristianismo las antiguas tradiciones paganas.
Para desarrollar dicha propuesta, el autor se vale de un personaje especialmente singular: Louis Cattiaux, un creador polifacético que, como otros similares, la historia se empeña en marginar. Este filósofo, químico y alquimista, que hizo del arte una filosofía y de las vivencias una sabi...leer más